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16-abr.-2025, Miércoles Santo

«Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro».

Al despertar hemos pensado en la grandeza de tu amor y tu generosidad hacia nosotros. Gracias por este nuevo día, que ojalá sea pleno de cosas hermosas y sobre todo de tu presencia. 

«Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro». Esta es la súplica que brota en un día como hoy en el que muchos se ponen en camino hacia los lugares donde van a pasar los días del triduo pascual. Hoy podemos preguntarnos ¿Se puede vivir el triduo pascual estando de vacaciones? Quizá podemos responder con sencillez. Se puede vivir el triduo en cualquier lugar ... con tal de que no tengamos miedo a buscar y contemplar tu Rostro. No importa el lugar, en cuanto podamos dirigir nuestros ojos a ese rostro cubierto de insultos y salivazos y, sin embargo, hermoso, radiante, perdonador. Vemos tu Rostro en las personas sufrientes que, sin duda, iremos encontrando. Volver la espalda a esos rostros tan reales es volver la espalda hacia ti que nos miras con ternura. Que nosotros, discípulos tuyos participemos de tu mesa y comamos el pan de amor y fortaleza y bebamos el vino de alegría, para que nuestra confianza en ti no se desvanezca nunca y para que nos amemos unos a otros en días de alegría y en tiempo de dolor. 

Ayúdanos, Señor, para que no te entreguemos como Judas y al contrario te entreguemos a nuestros hermanos con Rostro Misericordioso y Bondadoso. Bendícenos, guárdanos y protégenos ahora y siempre. Danos verdadera conversión de corazón. Amén. 

Un muy reconciliador miércoles Santo. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

El Miércoles Santo también se llama “miércoles de la traición”, el día en que se subraya en la Iglesia la traición de Judas. Judas vende al Maestro. (…) Pero esto nos hace pensar en otra cosa, que es más real, más que hoy: el diablo entró en Judas, fue el diablo quien lo llevó a este punto. ¿Y cómo terminó la historia? El diablo es un mal pagador. No es un pagador confiable. Te promete todo, te hace ver todo y al final te deja solo a ahorcarte en tu desesperación. (…) Pensemos en tantos Judas institucionalizados en este mundo, que explotan a la gente. Y también pensemos en el pequeño Judas que cada uno de nosotros tiene dentro de sí a la hora de elegir: entre lealtad o interés. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de traicionar, de vender, de elegir por el propio interés. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de dejarse atraer por el amor al dinero o a los bienes o al bienestar futuro. “Judas, ¿dónde estás?”. Pero la pregunta la hago a cada uno de nosotros: “Tú, Judas, el pequeño Judas que tengo dentro: ¿dónde estás?”. (Homilía en Casa Santa Marta, 8 de abril de 2020)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.