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19-abr.-2025, Sábado Santo

Alegre la mañana que nos habla de Ti, alegre la mañana que nos anuncia tu resurrección y alegre esta mañana porque tenemos tanto para agradecerte:

Alegre la mañana que nos habla de Ti, alegre la mañana que nos anuncia tu resurrección y alegre esta mañana porque tenemos tanto para agradecerte: tu entrega, tu disponibilidad y tu gran amor por cada uno de nosotros. Hoy nuestro corazón se llena de esperanza porque Tú resucitarás de entre los muertos y nos enseñarás el verdadero camino de la vida. Gracias, señor, porque hemos experimentado contigo el camino de la Cruz y hemos encontrado sentido a nuestra vida. Hemos vaciado nuestro corazón de tantos sentimientos adversos, de tantas dificultades porque ahora totalmente renovados, vivimos la experiencia de tu amor, de tu entrega y disponibilidad. A partir de esta noche volvemos a la vida. La cruz del dolor Y del sufrimiento es ahora una cruz de esperanza, de nueva vida, de nuevos sentimientos, de un corazón renovado para amar, servir y entregar. 

Toda la historia de salvación que nos has regalado en las lecturas nos va mostrando tu amor y tu generosidad porque ahora es el tiempo de reconciliación de regocijo y de mucho amor.  Permite que, a partir de esta noche, cuando escuchemos el grito: ¡Resucitó! seamos colmados de bendiciones porque también nosotros, muriendo al hombre viejo, resucitamos al hombre nuevo de la esperanza. Gracias por tu entrega en la Cruz y por tu Resurrección que nos ha dado nueva vida. 

Un muy esperanzador sábado de Resurrección. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

El Sábado Santo es el día del silencio de Dios. Debe ser un día de silencio, y nosotros debemos hacer de todo para que para nosotros sea una jornada de silencio, como fue en ese tiempo: el día del silencio de Dios. Jesús puesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad con los abandonados de siempre, que el Hijo de Dios alcanza colmando el vacío que sólo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar. Dios calla, pero por amor. En este día el amor —ese amor silencioso— se vuelve espera de la vida en la resurrección. Pensemos, el Sábado santo: nos hará bien pensar en el silencio de la Virgen, «la Creyente», que en silencio esperaba la Resurrección. La Virgen deberá ser el icono, para nosotros, de ese Sábado santo. Pensad mucho cómo la Virgen vivió ese Sábado santo; en espera. Es el amor que no duda, sino que espera en la palabra del Señor, para que se haga manifiesta y resplandeciente el día de Pascua. (Audiencia general, 23 de marzo de 2016)

Reflexionemos sobre ¿QUIÉN ES JESÚS?

El hombre más grande de la historia no tenía sirvientes, sin embargo, lo llamaban «Señor». No tenía grado, sin embargo, le llamaron «Maestro». No tenía medicamentos, sin embargo, lo llamaban «sanador». No tenía ejército, sin embargo, los reyes le temían. No ganó batallas militares, sin embargo, conquistó el mundo. Él no cometió ningún crimen, sin embargo, fue crucificado. Fue enterrado en una tumba, sin embargo, vive hoy. Su mirada fue cautivadora. Su voz fue potente, se hizo escuchar. Sus pasos fueron firmes, dejaron huellas. Sus manos amorosas, levantó al paralítico.  Su nombre es Jesús. SÍGUELO Y CONFÍA EN ÉL.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.