Los acólitos son ministros, niños o jóvenes, que asisten al celebrante principal, en todas las celebraciones litúrgicas y procesiones. Los monaguillos, como eran llamados anteriormente, desempeñan diversas funciones en el altar con el objeto de ayudar al orden y belleza litúrgica, además de incentivar la participación, la devoción y el recogimiento de los fieles, Juan Pablo II ha utilizado la palabra monaguillo al referirse a esos niños y niñas que ayudan al sacerdote en el altar.
- Las funciones de un acólito son:
- Cuidar del servicio del altar.
- Ayudar al diácono y al sacerdote en las acciones litúrgicas, especialmente en la celebración de la Misa.
- Distribuir la sagrada comunión como ministro extraordinario de la comunión, según las condiciones establecidas para ello.
- En idénticas condiciones podrá exponer públicamente el Santísimo Sacramento de la Eucaristía a la adoración de los fieles y podrá luego reservarlo, pero no puede dar la bendición.
- Puede además instruir a los fieles que ayudan en las acciones litúrgicas como son las de llevar el Misal, la cruz, los cirios u otras funciones similares.