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PERDON Y RECONCILIACION

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Invitación a dejarnos reconciliar con Dios

LA RECONCILIACIÓN.

Monseñor Alirio López.

 

La Reconciliación es el “restablecimiento de la concordia y la amistad entre dos o más partes enemistadas”

La Reconciliación puede mirarse como un mecanismo de resolución de conflictos.

El término “RECONCILIACIÓN” viene del Latino “ Reconciliare”, que significa RECUPERAR, “.

Originalmente, el término se refería en primer lugar a la  Relación entre Dios y los hombres, con el cual se producía un cambio en la forma como los hombres se relacionaban entre sí.

 

  1. 1.      Es importante distinguir entre Perdón y Reconciliación puesto que los matices son muy sutiles y la finalidad de cada uno también.

El PERDÓN, es un proceso individual, que requiere de un trabajo psicológico y moral, donde se superan los sentimientos como el resentimiento, el juicio negativo o la indiferencia hacia quienes nos han hecho daño, y   afloran sentimientos como la compasión, la generosidad y el amor hacia el victimario.

 

La RECONCILIACIÓN, supone recobrar las relaciones, por tanto ya no es un proceso individual, implica un acercamiento voluntario de las partes antes en conflicto, que buscan conectarse de nuevo, sin tener que obligatoriamente perdonar al otro.

 

A diferencia de la Reconciliación, el perdón apela a la empatía, a la capacidad de ponerse en el lugar del otro para que se gesten conductas proactivas y disminuyan las agresivas.

 

MEDITACIÓN

 

TEXTO GUIA: 2 Cor 5,20

“Déjense reconciliar con Dios”. El grito que el apóstol Pablo dirige a los primeros cristianos de Corinto, sigue vigente hoy para todos y cada uno de nosotros. Hemos manchado la gracia recibida en el bautismo, aquella agua purificadora, y transparente, que ha bañado nuestra vida y por ella entramos a formar parte de la comunidad de creyentes, hoy aparece turbia, hay manchas del paso del pecado en nuestras vidas. Y muchas veces el pecado permanece. 

“La comunidad  cristiana puede y debe favorecer el regreso sincero a  Dios de cuantos sienten su nostalgia. Alejados de Dios los hombres, viven vacíos, angustiados, desesperanzados. No podemos vivir dándole la espalda a Dios.

Dios no ha dejado jamás de ofrecer su perdón a los hombres. Su Misericordia se ha manifestado de generación en generación.

 

Muchas veces pensamos que nuestros pecados alejan al Señor de nosotros: en realidad, pecando,  nosotros  nos alejamos de  Él, pero Él viéndonos en el peligro, con mayor razón nos viene a buscar.

 

Dios no se conforma jamás con la posibilidad que una persona permanezca extraña a su amor, pero a cambio de encontrar en ella algún signo de arrepentimiento por el mal realizado.

 

Sólo con nuestras fuerzas no lograremos reconciliarnos con Dios. El pecado es de verdad una expresión de rechazo a su amor, con las consecuencias de cerrarnos a nosotros mismos, iludiéndonos de encontrar mayor libertad y autonomía.

 

Todos los que estamos viviendo esta experiencia maravillosa de ser discípulos del Señor en las diferentes actividades de la vida Pastoral y Parroquial, SOMOS INSTRUMENTOS DÓCILES DEL ESPÍRITU SANTO, para que ahí donde ha abundado el pecado pueda sobre abundar la misericordia de Dios (Romanos 5, 20)

¡Ninguno permanezca alejado de Dios a causa de los obstáculos puestos por los hombres!

 

Por último les recuerdo que tener la experiencia de la reconciliación con Dios, permite descubrir la necesidad de otras formas de reconciliación: en las familias, en las relaciones interpersonales, en las comunidades parroquiales, con los compañeros de equipo de trabajo pastoral.

Alguien me decía hace algunos días, que el mundo existen más enemigos que amigos, y creo que tiene razón. Pero no, quiero invitarlos a trabajar por puentes de reconciliación entre nosotros.

La Reconciliación es un servicio a la paz, a la solidaridad, a la acogida, a una cultura del encuentro que nos comprometa a servir en la alegría de renovar cada día nuestra condición bautismal.

 

“Aceptemos, por lo tanto, esta invitación a dejarnos reconciliar con Dios, para convertirnos en nuestras creaturas y poder irradiar su misericordia.”

 

Bendiciones.