“Nuestro tiempo necesita testimonios valientes y convincentes”, afirmó Mons. Georg Ganswein, secretario personal de Benedicto XVI y autor del libro How the Catholic Church can restore our culture, en el que reúne una serie de serie de observaciones profundas sobre el estado de la Iglesia y su probable futuro en una sociedad cada vez más secular.
How the Catholic Church can restore our culture (Cómo la Iglesia Católica puede restaurar nuestra cultura), ha sido publicado en inglés por EWTN Publications. Se trata de un libro en el que Mons. Ganswein “presenta una conmovedora defensa de la teología católica, la tradición de la Iglesia y la primacía de la fe católica”.
En los últimos años, el Arzobispo alemán de 63 años ha estado en interacción diaria con dos papas simultáneamente, con Benedicto XVI como secretario personal y con el Papa Francisco como prefecto de la Casa Pontificia.
Ahora, en su libro, Mons. Gänswein ofrece un argumento vigoroso y convincente sobre la indispensabilidad de la Iglesia Católica “como una fuerza civilizadora en la cultura” y como “baluarte contra el creciente totalitarismo cultural que actualmente se apodera de Occidente”.
Además ofrece un marco para la renovación espiritual, comenzando con la reforma personal de sacerdotes y obispos. El Arzobispo explica que para salvar a la Iglesia se necesitan clérigos que prioricen y personifiquen la proclamación de la Palabra de Dios en sus propias vidas y trabajo. El "enfoque pastoral" de hoy es importante, pero solo si recupera su dimensión evangélica original.
En una entrevista exclusiva con Angela Ambrogetti, editora de ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI–, Mons. Ganswein aclara que en su libro “no he desarrollado para nada una ‘idea mía de Iglesia para el futuro’”. “La Iglesia, de la cual hablo en los textos, es la Iglesia de Cristo, no una construcción personal mía. Es la Iglesia que profesamos en el Credo, es una, santa, católica, apostólica”, señaló.
“Es la Iglesia de todos los tiempos. Quien busca construir una Iglesia ‘suya’ está en el camino equivocado, terminará en un callejón sin salida”, advirtió.
En ese sentido, Mons. Ganswein dio tres palabras claves: evangelización, testimonio, alegría. “El Evangelio no cambia según los tiempos, es revelado por Cristo para anunciarlo y vivirlo ‘a tiempo y a destiempo’, por decirlo con las palabras del San Pablo”. “Nuestro tiempo necesita testimonios valientes y convincentes. El testimonio es una fuente de alegría, una alegría grande y fuerte. ¡En esto la Iglesia tendrá futuro! Quiero recordar a los lectores que no olviden este hecho simple pero fundamental”, expresó.
El autor de “How the Catholic Church can restore our culture” también recuerda que “un conocimiento solamente intelectual de las Sagradas Escrituras o de la fe católica no consigue ningún fruto”, y queda como un “saber estéril” si no se encarna en la vida personal. “La fe se aprende como aprende a nadar, no leyendo un manual, sino nadando”, indicó, pues si la fe no es vivida, “está muerta”.
Los sacramentos son dones gratuitos de Cristo
Durante la entrevista, Mons. Ganswein recordó que “la fe no ha caído de las nubes. No se nacen cristianos, se hacen cristianos, a través del sacramento del Bautismo”, el cual, como todos los sacramentos, “no es una invención del hombre”. “Los sacramentos son dones gratuitos del Señor crucificado y resucitado. Y es la ‘Madre’ Iglesia que nos nutre con los sacramentos”, indicó.
En ese sentido, Mons. Ganswein señaló que “la Iglesia como Esposa de Cristo no puede ser provisoria. Pueden ser provisorios elementos o estructuras que fueron desarrolladas durante un cierto periodo en el cual eran útiles y oportunos”.
“Pero si estas estructuras no son más útiles, y por ello comienzan a convertirse en un obstáculo, un peso para la fe y la Iglesia, entonces es tiempo de dejarlas atrás. La fe del pueblo de Dios es viva y permanece viva solo si es capaz de responder en modo convincente a los desafíos concretos del tiempo en el cual vivimos”.
Dignidad humana
El Arzobispo indicó que ello lo abordó en una conferencia dada en junio de 2019 ante jueces, abogados y funcionarios de la Corte Constitucional en Alemania, a donde fue invitado a responder, desde el punto de vista católico, a la pregunta “¿qué es la dignidad humana?”.
“La respuesta es: la dignidad humana no se posee como se posee una pierna, una oreja u otro órgano. El hombre no compra su dignidad, por lo tanto tampoco puede perderla. La dignidad humana es dada, de hecho, es donada a todo hombre ya antes del inicio de la creación porque está fundada en la voluntad de Dios que ha creado al hombre a su imagen”.
“Esta dignidad la reciben todos los hombres independientemente del color de la piel, de la religión, del idioma, etc. Todos los hombres son creaturas a imagen de Dios. Ser imagen de Dios significa tener la libertad de buscar a Dios, de reconocer a Dios, pero también de no buscarlo, incluso de negarlo. La dignidad del hombre no depende de lo que uno hace o qué piensa o qué dice, sino de lo que uno es”, afirmó.
Finalmente, ante la pregunta de cómo conoció a la Madre Angélica y qué se puede aprender, según él, de “esta hermana indómita”, Mons. Ganswein invita a leer la prédica que dio en marzo de 2019 en el Vaticano con ocasión del tercer aniversario de la muerte de la fundadora de EWTN. “Ahí encontrará la respuesta”, aseguró.