Monseñor en su homilía nos enseña, que es el tiempo del espíritu de la iglesia misionera, en el corazón de cada uno, en cada vida, en nuestro hogar y nos conceda la gracia de saber comprendernos en medio de las dificultades. El Espíritu se representa en el niño cuando se unge en el bautismo, en el joven en la confirmación, en el enfermo para que tenga la fuerza necesaria de recuperar su salud, en el sacerdote para que le sabiduría y en el Obispo para que sepa guiar a su rebaño; con el fuego como símbolo de energía, en la imposición de manos que trasmite el don del espíritu, en la paloma en el bautismo de Jesús. La misión de la iglesia es evangelizar, necesitamos esa efusión del espíritu para aferrarnos a su palabra. Acompaña la iglesia con los dones que nos da el espíritu, el don de la sabiduría para entender su palabra , el don de la inteligencia para entender al Padre, el don de la piedad par el perdón, el temor de dios para seguirlo, el don del consejo, el don de fortaleza y el don de la ciencia, formamos esta iglesia pidiéndoles su frutos, en especial el amor, la paciencia, el servicio y la benignidad. Pidámosle a la virgen que interceda ante su hijo para que comprendamos que en esta instancia nos permita valorar al otro y hacernos signos visibles como testigos de la misericordia del señor.
